PIES SALUDABLES,
6 lesiones comunes al correr y como solucionarlas
Correr es una de las actividades más recomendadas para
mantener en forma nuestro cuerpo, mejorar la capacidad cardiovascular y la
musculatura.
Sin embargo, médicos especialistas han logrado identificar “lesiones
por correr excesivamente”, producto de estrés crónico en áreas particulares del
cuerpo.
Estas lesiones están relacionadas a la intensidad de la
pisada y al kilometraje recorrido. También se tiene en cuenta el camino
transitado. Los centros de podología recomiendan que la actividad se haga en
senderos suaves, sin embargo, en Lima, los alrededores de los grandes parques, suelen
ser las zonas más utilizadas. Estas áreas tienen una superficie irregular y
dura, por lo que la pisada es más fuerte.
Lesiones podológicas más frecuentes
SDPF: Síndrome de dolor patelofemoral.
Conocida comúnmente como “rodilla de corredor”, se da
cuando no hay una correcta alineación del hueso y del musculo durante la actividad,
generando un dolor en la parte delantera de la rodilla al inicio de la marcha
desapareciendo cuando se deja de correr.
En esta situación, lo primero es reducir el largo del
recorrido, evitando ir cuesta arriba o por caminos empinados.
Combinar la actividad con otras como el ciclismo y natación,
para mantener el tono muscular, reduciendo la sobrecarga en las extremidades.
Bajo supervisión médica se puede recurrir a terapia física para
mejorar la flexibilidad, así como la ingesta de antiinflamatorios no
esteroideos (abreviados AINE), para el dolor y la inflamación.
MTSS: Síndrome de
estrés medial de la tibia.
Son los calambres en piernas, cuando los músculos que
envuelven al hueso tibia, se tensan en contracciones repetitivas mientras se
corre; produciendo un dolor alrededor de espinilla.
Lo primero es reducir la intensidad y el kilometraje, además
de practicar otras actividades de bajo impacto.
Se sugiere además un cambio en el calzado deportivo por uno
que cuente con un arco de soporte más adecuado, especialmente si el corredor
tiene pie plano.
Tendinitis Aquílea.
Esta lesión compromete los músculos de la pantorrilla hasta
llegar al talón, aquí el tendón de Aquiles, con el paso del tiempo se lesiona
durante la flexión plantar constante [extensión
o flexión del pie en el tobillo], produciendo dolor.
Además de reducir la intensidad, kilometraje,
cambio de sendero y la aplicación de hielo, uso de AINE´s; la terapia física debe
buscar mejorar la flexibilidad del tendón fortaleciéndolo.
ITBS: Síndrome de la
cintilla iliotibial
A diferencia del MTSS, el dolor se presenta en la parte
externa de la rodilla, donde se encuentra la banda iliotibial, un tejido que se
extiende desde la cadera hasta la parte delantera de la rodilla y que al correr
se fricciona causando dolor.
Se recomienda disminuir la tensión en las rodillas,
cambiando la zona de trote por un sendero suave.
Asimismo, se debe cambiar las zapatillas cuando se
produzcan desgaste porque una suela delgada favorece el aumento de la presión en
la rodilla.
Fascitis plantar
Esta lesión compromete el tejido blando de la parte
inferior del pie, que brinda soporte al arco. El tejido se irrita y provoca
dolor en la parte inferior del talón, a esto también se le conoce como fascia
plantar.
El reposo es lo primero que se recomienda para tratarlo,
seguido por ejercicios de rodamiento del talón con pelotas pequeñas tipo golf o
tenis. Usar calcetines especiales y férulas a la hora del dormir o colocar el
tobillo flexionado hacia arriba también está recomendado por los podólogos.
Fracturas.
Cuando corremos los huesos pasan por un proceso de remodelación,
volviéndose más fuertes según ejercitamos. Sin embargo, una fractura se produce
cuando la descomposición ósea, durante la remodelación sobrepasa la capacidad
natural del cuerpo para reconstruir el hueso.
Las fracturas más frecuentes se dan en la tibia, huesos de
la cadera, tobillos y pie.
Se sospecha de una fractura cuando existe dolor intenso que
permanece por días, por lo que se debe visitar a un médico especialista,
pasando por rayos X, para evaluar el daño y su mejor tratamiento.
Mantener el cuerpo en constante actividad física es lo más
recomendable, sin embargo, cualquier actividad que se realice de manera
excesiva puede ser contraproducente.
Las actividades que comprometan tensión en extremidades
inferiores deben ser acompañadas por visitas frecuentes a especialistas en
centros o clínicas podológicas, para supervisar la buena salud de los pies.
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